La integridad del agua es el principal contrapeso a la corrupción en el sector del agua y una condición fundamental para una mejor gestión del agua.
La integridad del agua implica honestidad. Está basada en los tres pilares de Transparencia, Rendición de cuentas y Participación (Transparency, Accountability and Participation, TAP) y aspira a lograr equidad y sostenibilidad. Su promoción y afianzamiento permiten una gobernanza más eficaz y abordar los principales riesgos de corrupción en el sector del agua.